“En la costa del Edén hay un nido de
tunantes, y por chulos, que le den por donde salta el levante”
Javier Ruibal
Allá donde
los antiguos señalaban en los mapas el fin del mundo conocido, donde Platón
ubicaba la Atlántida en sus Diálogos a través de Critias y de Timeo, donde se
erguía orgullosa la Ciudad de los Cien Palacios, donde el Atlántico y el
Mediterráneo se funden en tan bravo encuentro. Allí se encuentra el
paraíso.
El Sol en la
cara, el olor a mar, el sabor a sal. Las calores a medio día, la brisa al caer
la tarde. Las barcas tumbadas boca abajo en la arena. La arena caliente
cubriendo los dedos de los pies, las olas que juegan con los bañistas, las
huellas de pies descalzos desaparaciendo lentamente de la arena mojada. Las
marujas sacando su tupperware de filetitos empanados, los caracoles tostándose
al Sol entre las ortigas, los labios quemados, los pelos
enmarañados llenos de arena. Las dunas, las marismas, las conchitas, los
escarabajos peloteros, las rocas, los chiringuitos, las tortillitas de
camarones, el Camarón, los cangrejos moros, las penas, las alegrías, las
guitarras, los bonguitos, la risa, el jaleo, la marihuana, los mojitos, los
gitanos, los moritos, las gaviotas, los veleros y los cartuchos de pescaíto –
bienmesabes, pescadillas, caballas, ortiguillas, boquerones, cañaíllas,
choquitos, puntillitas, burgaillos, bocas, acedías y al peso, ligeramente
bañados en limón y acompañados de su litrona fresquita del congelador
-.
Vejer de la
Frontera y Zahara de los Atunes, el castillo de Sancti Petri y La Caleta, el
Bartolo y el Ropiti, las puestas de Sol, el quejío en su sitio, la magia, la
chispa, el duende, el pellizco, los chistes, la ironía, el moscatel, los
bares, el alba, la aurora, las flores de los patios, el aire fresco por las
mañanas, los campanarios, las murallas, los churros con chocolate o aplastados
en el azúcar, los marineros, las prostitutas, los poetas, el carnaval todo el
año, más de tres mil años de historia, el lomo con manteca colorá y
su sacrosanta Semana Santa, que es cuando mejor se está en Caños de Meca: “conmigo
vais, mi corazón os lleva” – Antonio Machado dixit.
Vayan con Dios.