“Todo en el mundo es material y, de acuerdo con la ley universal, todo está en movimiento y constantemente está siendo transformado”.
Gurdjíeff
Nada más y nada
menos que en el siglo VI a. C., Heráclito de Éfeso “el
Oscuro” depositaba un libro en el maravilloso templo de Artemisa Efesia,
en el que se recogía una colección de aforismos del autor. Personalmente, y sin
desmerecer la nueva era digital, me parece mucho más estimulante depositar tus
ideas en el templo de Artemisa Efesia que publicarlos en una mierda de blog, no
sabría muy bien explicar por qué. Sensaciones, oiga. Pues bien, uno de esos
aforismos condensaba esa idea de que no es posible bañarse dos
veces en el mismo río, ya que el agua se encuentra fluyendo y por tanto,
el agua que circula se renueva a cada momento. En caso de que aceptáramos tal
afirmación como cierta, el panorama que se nos presenta puede parecernos, a
primera vista, desalentador: si todo se encuentra en movimiento, la verdad no
puede ser estática. Es decir, lo que pudiera ser cierto en este instante, no
tiene por qué serlo un par de segundos después, y así continuamente,
sin descanso ni tregua, como los recortes del Estado en gasto público.
Llegados a este punto, ¿es posible buscar la
verdad? ¿O estamos condenados a vivir en un nebuloso estado de
escepticismo crónico por el resto de los tiempos? Veintisiete siglos más
tarde de que el bueno de Heráclito pasara a mejor vida, el anciano Alejandro
Jodorowsky – y si es anciano, algo de la vida tiene que saber - nos ilumina
como el Sol en Sevilla a la hora de la siesta: “verdad, es aquello que
es útil en un momento determinado”. ¡Soberbio! Si todo fluye, si
nada es permanente… no tiene sentido lamentarse de lo que sucedió ayer, y
mucho menos, preocuparnos por el mañana. Pasado y futuro no existen: el primero
dejó de ser y el segundo tan sólo habita en nuestras mentes perturbadas. O
quizás, sí que existen; Jiddu Krishnamurti asevera que pasado y futuro se
funden en el momento presente. Sea como fuere, aquello que suceda en el futuro
se asemejará mucho a lo que experimentemos ahora. De ahí que
Krishnamurti descarte hablar de evolución: mediante un cambio psicológico
radical y profundo, necesitamos una revolución:
Sin embargo, la
realidad que vivimos es otra; el instante que corresponde al momento presente
es enturbiado por la huella de lo que antes sucedió, así que la memoria repite
automatismos que delimitan nuestra jaula mental, inmersa en “nuestros
hábitos mentales, la agitación incesante del pensamiento, las palabras o las
imágenes mentales psíquicas que se presentan en el campo de la mente, son los
principales obstáculos a nuestro despertar interno”[1].
Si esto que planteamos no fuera así, sería muy complicado de entender que cada
cuatro años sigamos votando a PP/PSOE - tanto monta, monta tanto y me lo llevo
calentito mientras tanto -. Vivir en el presente requiere atención. La atención
conlleva la acción:
“La distancia que separa las ideas de los hechos desaparecerá de
la escala individual sólo mediante una actitud de acercamiento totalmente
diferente hacia los problemas en toda circumstancia. Se trata de una
transformación psicológica fundamental que libera al ser humano de toda
esclerosis intelectual, de toda fijación de la mente sobre fórmulas caducas y
sobre apprioris mentales (…) Existe un estado de observación silenciosa, un
estado de extraordinaria lucided sin ideas”.
Roberto Linssen, 1972
La energía,
pues, es canalizada, es guiada a través de esa atención, constante, al
presente. Porque a estas alturas de la película estaréis conmigo en que somos
energía, es decir, un montón de particulitas, de átomos, con nuestros
electrones, protones y neutrones revoloteando sin parar, y no sólo un cacho de
carne con ojos - aunque a primera vista pudiese parecerlo. Decía el Maestro
Yoda: “vive el momento, no pienses; siente, utiliza tu instinto, siente la
Fuerza”. Y recuerden las palabras de Morpheo: “por desgracia, no se
puede explicar lo que es Matrix hasta verla con tus propios ojos. Si tomas la
pastilla azul, fin de la historia; despertarás en tu cama y creerás lo que
quieras creerte. Si tomas la roja te quedarás en el país de las maravillas, y
yo te enseñaré hasta donde llega la madriguera de conejos”.
Amén.
[1] "Técnica de la Mutación Espiritual” (1972). Roberto Linssen. Conocimiento de la Nueva Era.
Enlace:
Domingo 4 marzo, Diario El Mundo, ¿Para qué sirve meditar?
Enlace:
Domingo 4 marzo, Diario El Mundo, ¿Para qué sirve meditar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario